miércoles, 29 de septiembre de 2021

Wated Days

 



En 1977, el entonces conocido como John Cougar Mellencamp cantaba: "Se está poniendo difícil justificar mi posición / Cuando todo lo que estoy diciendo puede ser dicho mejor por el Sr. Springsteen". Esto fue en una canción "Kid Inside", recién lanzada en 1983 sin su consentimiento como “The Kid Inside”. Es que desde siempre se ha tejido una conexión entre Bruce Springsteen y John Mellencamp, viéndoselos como espíritus musicales íntimamente conectados.

A pesar de ciertas diferencias de estilos e influencias, indudablemente, existe algo que los hace portadores de un sello muy personal, arraigado en sus propias historias personales, que han sabido trascender y hacer de ello un estilo propio.

Bob Dylan dijo en una entrevista a mediados de los 80 que ambos son dos artistas que demostraron que la gente común puede triunfar llevando su punto de vista individual sobre la vida y las cosas, y transmitirlo en mayor escala. Y precisamente es eso lo que pasa con ellos. Hay una rabia en esas voces, una sed de vencer la mediocridad, de ganarle al tiempo, pero siempre manteniendo en alto la cuna de origen.

Nacieron con un par de años de diferencia y comenzaron sus carreras en la misma década de 1970 y se hicieron más populares en la década de 1980. Claro que Bruce se hizo universal mientras que John quedó en las fronteras de los Estados Unidos, porque él quiso que sea así.

Pero por sobre todas las cosas, los dos comparten el haber nacido y crecido en un pueblo donde se conocen todos -Freehold en Jersey el Boss; Seymour en Indiana en el caso de John- y desde allí construyeron toda una simbología que te permite correr para encontrarte en tu propia tierra. Demostración elocuente de esto es el hecho de que, en el presente, ambos músicos se encuentran y se reciben en esos mismos pueblos.

Hace unos días los habíamos visto juntos caminando por la costa de Jersey, siendo fotografiados en Bay Head un lugar del gusto de Bruce.

Y todas las especulaciones en derredor terminaron siendo confirmadas con esta colaboración de Bruce en el nuevo material de John, que trae este primer sencillo Wasted Days, evocando todos estos días que pasan sin ton ni son. Pero verlos a ellos juntos, en su vejez y con toda la historia, viajes y rutas por ese sueño americano que los encuentra en el lugar desde donde partieron.

Como dice la canción, nacieron en un pueblo chico, viven en un pueblo chico y probablemente morirán en un pueblo chico. Y esa es la grandeza de ambos, y desde allí, desde ese lugar sagrado, sale este contrapunto a estos Días Desperdiciados que, con sus voces, inspiran, nuevamente, las ganas de retomar el camino. MY SMALL TOWN

juan martín nogueira.



WASTED DAYS
¿Cuántos veranos quedan? ¿Cuántos días se pierden en vano? ¿Quién está contando estos últimos años dramáticos? ¿Cuántos minutos tenemos aquí? Días desperdiciados Vemos cómo nuestras vidas se desvanecen en Más días desperdiciados

Cuánto dolor queda por escalar Cuántas promesas valen la pena el tiempo Y quién en la tierra vale nuestro tiempo ¿Hay un corazón aquí que pueda llamar mío? Días desperdiciados Días desperdiciados Vemos cómo nuestras vidas se desvanecen en Más días desperdiciados

¿Cómo puede un hombre ver cómo su vida se va por el desagüe? Cuántos momentos ha perdido hoy Y quién de nosotros podría ver con claridad El final está llegando, casi está aquí Días desperdiciados Días desperdiciados Vemos nuestras vidas simplemente desvanecerse a
Más días desperdiciados Días desperdiciados Días desperdiciados Vemos nuestras vidas simplemente desvanecerse a Más días desperdiciados Días desperdiciados Más días desperdiciados Vemos nuestras vidas simplemente desvanecerse a más días desperdiciados
https://youtu.be/hHLGZxlBpLA

sábado, 18 de abril de 2020

Las Vaquitas son Ajenas

¡Hola amigos! Tenemos el agrado de obsequiarles este libro realizado en 2016, que trata sobre la visión social y política de Bruce Springsteen. Consiste en un volumen que se integra con trabajos aportados por personas de distintas regiones de Latinoamérica, desde la ciudad de Durango, en México, hasta Río Gallegos, en la Patagonia de Argentina, en una idea que intenta mostrar la importancia de Bruce Springsteen como artista de la cultura universal.

“…Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas…”, canta don Atahualpa Yupanqui para marcar esa injusticia que atraviesa el mundo en todos sus tiempos, explotación del hombre por el hombre advertida en la misma mirada social que tradujera hace tanto tiempo Woody Guthrie o el mismísimo Pete Seeger, y con la misma rabia que Bruce Springsteen discute en sus canciones y actitudes públicas hace más de cuarenta años, en acordes y versos que muestran la marginación y alienación en la que caen grupos desaventajados, provocada por la indiferencia de gobiernos y sociedades que han perdido esa sensibilidad tan necesaria para conectar con el dolor del prójimo.

La música de Bruce concita un mensaje que corre velos de injusticia y de perversidad, con un sentimiento y energía única muy especial, que provoca y mueve la sensibilidad de millones de seguidores que, en todo el mundo, conectan con su mensaje. 

Este libro es un intento para discernir estas cuestiones y, al menos, profundizar y poner en el debate una serie de elementos que enriquecerán las visiones sobre Bruce Springsteen y su música. 

Acompañamos el archivo con el link para que puedas escuchar el EP que acompaña el libro. Se trata de cuatro covers de canciones de Bruce realizados por músicos de Argentina y de Perú.




Las Vaquitas son ajenas libro se puede  descargar  aquí :  DescargarLibro

El EP ingresando aquíEscucharEP 

Disfrutalo y compartilo!

Gracias y abrazo. ¡No Surrender!!!


Greetings From Argentina

sábado, 10 de agosto de 2019

ENTREVISTA: Luis Villalobos, el mexicano que toca en Western Stars

Por Juan Martín Nogueira (exclusivo para Greetings From Argentina)


El nuevo disco de Bruce Springsteen «Western Stars» trajo muchas sorpresas. Es una propuesta musical que, sin perder ciertas esencias, modela una versión fina y sutil que se mezcla con armonías y arreglos que distan en gran medida de todo lo producido por Bruce con anterioridad.  Son canciones desde un desierto que espera un camino, rutas y millas para recorrer, almas en pena que se unen en un sentimiento.

Y en esos caminos apareció un violín lleno de matices y expresiones, que le aporta una sensibilidad muy especial. Nacido en tierras mexicanas, vino influenciado por las más bastas expresiones clásicas y latinoamericanas. Ese sentimiento de violín se acomodó perfecto en la inspiración de Bruce, en su voz que buscaba otras complicidades, dándole vuelos ciertamente inesperados.

Luis Villalobos, un músico, arreglista y compositor mexicano, nacido en Veracruz, es quien llevó las riendas de ese violín, es quien figura como músico en los créditos de «Western Stars», es quien tiene el privilegio de ser el primer músico latinoamericano en participar en un disco de estudio de Bruce Springsteen.


        En febrero del 2013 el colombiano Juanes fue la voz latina en el homenaje a Springsteen en el evento que organizó MusiCares en el mítico teatro Apollo de Nueva York: cantó para la ocasión Hungry Heart, bajo la mirada de Bruce y su familia como espectadores. El chileno Víctor Jara, el brasileño Raúl Seixas y el argentino León Gieco fueron versionados por Bruce cuando éste vino a Sudamérica en 2013 con la «Wrecking Ball Tour». Incluso el mismo León junto a Charly García y los Inti-Illimani compartieron escenario con Bruce en el cierre de la gira de Amnistía Internacional en 1988. No podemos dejar de mencionar al cubano Pedrito Martínez quien hizo la percusión en lo que fue la interpretación de Bruce Springsteen en la canción «Linda Paloma», en el tributo a Jackson Brown, Looking Into You (A Tribute To Jackson Browne) en 2014.

        Pero lo cierto es que, el mexicano Luis Villalobos, es el primer músico de Latinoamérica que estuvo trabajando con Bruce y su equipo para un disco de estudio, figurando en los créditos por su aporte en dos de las mejores canciones del disco, Stones y Drive Fast (The Stuntman).
Lo contactamos desde Greetings para ver si quería tener una charla con nosotros y poder así compartir esa enorme experiencia que tuvo. Muy amablemente nos hizo un lugar en su agenda, que lo tiene tocando por distintos estados de USA, y charlamos largamente cuando Luis ya estaba en su casa en Nueva York, donde reside hace muchos años y desde donde se está abriendo camino junto a sus hermanos Ernesto y Alberto en lo que se denomina The Villalobos Brothers, un proyecto muy original y en pleno desarrollo, que acaba de publicar su segundo álbum de estudio Somos.

        Aquí, para todo el mundo Bruce en Latinoamérica y en el mundo, compartimos esta extensa y variada conversación que mantuvimos con él.


-Hola Luis, muchísimas gracias por permitirnos estos minutos para dialogar. Greetings es un espacio latinoamericano que tiene como proyecto difundir y contextualizar la música de Bruce Springsteen desde este lado del mundo, por eso esta conversación con vos tiene un valor muy especial para nosotros y para todos nuestros seguidores en Latinoamérica.

Ante todo, para empezar, me interesaría saber dónde fue que nació tu pasión por la música, cómo fueron esos primeros pasos y tu formación musical posterior.           

LV: Hola Juan, ante todo es un gusto para mi poder llegar a este público de Argentina y Latinoamérica, y poder compartir mi experiencia como músico mexicano que se está abriendo camino en Estados Unidos, y claro, lo que fue mi inolvidable experiencia de haber participado en un disco de Bruce Springsteen.  Bueno, en cuanto a tu pregunta, yo soy violinista desde una edad muy temprana, a los tres o cuatro años comencé con el violín. Recuerdo que mi mamá tenía un interés muy ferviente para que mis hermanos y yo fuéramos expuestos a todo tipo de estímulos, recuerdo haber tomado clases de teatro, de pintura, de baile, de escultura y de música, fue una de esas cosas que estábamos probando. A eso se sumó algo fundamental para mi vida y la de mis hermanos, mi mamá encontró un muy buen pedagogo que se convirtió como en nuestro padre musical, Carlos Marrufo, también un músico mexicano, violinista de muchos años que venía de tener un extensa experiencia en Europa y de haber estudiado violín clásico y haber trabajado en la ópera de Viena durante mucho años, y cuando él se muda de regreso a México, coincide con que mis hermanos y yo somos muy jóvenes ,que mi mamá estaba buscando un maestro de violín , así que con él comenzamos y se convirtió en nuestro padre musical, nos guió desde los tres años hasta los veinte que yo terminé mi carrera, mi licenciatura como violinista de la Universidad de Veracruz. Él tenía la visión de exigirnos más, de que hiciéramos una carrera en el extranjero como violinistas. Así que gracias al apoyo de mis padres y la guía de Marrufo, fue que pude obtener una beca para estudiar en Alemania, hacer la audición y quedar aceptado en la Universidad de Freiburg, en el sur de Alemania, donde hice mi maestría en violín clásico.



- ¿Y actualmente qué estás haciendo?

LV: Bueno, actualmente, acabo de regresar, de pasar un año en Valencia, España, donde decidí estudiar una segunda maestría en Berklee College of Music, esta vez en producción musical y en violín estilo jazz. Fue un año y a través de una beca que lo hizo posible. Antes de esa maestría había estado más de una década residiendo en Nueva York y haciendo música original con mis hermanos, con nuestro proyecto que es Villalobos Brothers, los tres hermanos somos músicos, violinistas y cantautores. Y una vez que los tres terminamos nuestros primeros estudios de maestría, teníamos esta sed de ser creadores, no solamente intérpretes, y así fue que decidimos mudarnos a Nueva York y comenzar nuestro propio proyecto. Teníamos la posibilidad de seguir estudiando, hacer algún doctorado, entrar en alguna orquesta sinfónica, enseñar en alguna universidad, pero lo que nos apasionaba era crear y encontrar nuestra propia voz. Fue así que decidimos fundar Los Hermanos Villalobos o Villalobos Brothers y comenzar el camino cuesta arriba que implica el abrirse campo en una ciudad como Nueva York, sobre todo cuando estas impulsando música original, no estás haciendo covers ni algo en algún género ya establecido. Entonces nos fuimos para Nueva York, y nos han pasado grandes cosas, como tocar en el Carnegie Hall, tocar en la entrega de los premios especiales en los Grammys Latinos en 2006, y así paso a paso fuimos abriendo cada vez más puertas, hasta que hace algunos años firmamos un contrato con una agencia SRO, con los que estamos de Tour, en el que ya cubrimos alrededor de treinta y tres estados de Estados Unidos y también Canadá. Y ahora que regresé de ese año en España estamos con muchísimos planes, tal como la preparación del Tour de nuestro segundo álbum con Villalobos Brothers, Somos.



- ¿Solamente violín tocas o también otros instrumentos?

LV: También me gusta mucho tocar la guitarra, es mi instrumento de composición principal. También toco piano básico, el bajo eléctrico también a un nivel básico. Y también toco la Jarana de la Cruz que es típica de nuestro estado Veracruz en México, es como una pequeña guitarra con una cuerdas dobles. Pero mis principales instrumentos son sin dudas el violín, y después la guitarra.





- Y ahora sí, la pregunta que todos estamos esperando: ¿Cómo fue que llegaste a participar en Western Stars el último disco de Bruce Springsteen? ¿Quién te hizo la propuesta? ¿Por alguna razón especial te seleccionaron?

LV: Lo de la participación en el disco de Bruce fue una combinación de muchos factores y elementos que se fueron dando. Ahí están todos mis años de haber vivido en Nueva York, haber conocido muchas personas del circuito musical de allí, y también de providencia y buena suerte. A mí me llamó un amigo que es un especialista de música mexicana y a su vez a él le había hablado alguien más. Mi amigo me habló diciéndome que del entorno de Bruce estaban buscando un violinista que fuera mexicano que le pudiera dar a las canciones un toque mexicano, pero que también leyera música. Y yo estaba reuniendo todos esos requisitos. Esta fue la primera vez que fui, fui acompañado de una banda de músicos mexicanos. Fue así que llegamos al rancho de Bruce en Nueva Jersey, la primera vez nos recibió su ingeniero Ron Aniello, quien ya tenía un poco de música preparada, y la propuesta era un ensamble bastante grande, yo estaba tocando el violín, pero también había guitarras, trompetas, y también cantantes. Fue una sesión como de una media hora, y al terminar la sesión, ya nos estábamos despidiendo de Ron Aniello, y él me habló como en privado y me dijo “Luis, te vamos a volver a llamar para que hagas un nuevo trabajo”, se ve que del grupo le gustó la participación del violín.



-Para qué proyecto fue ese primer llamado, ¿pudo haber sido para lo que fue la interpretación de Bruce en Linda Paloma en el homenaje a Jackson Brown? , una canción muy mexicana que, por cierto, pueden encontrarse muchos puntos de contacto con Drive Fast, una de las canciones de Western Stars en la que participás. 
LV: Eso no lo se, como te decía fueron unas sesiones de grabación con otros músicos mexicanos, hicimos un gran ensamble con unas ideas que tenía Ron y que nos indicó que siguiéramos. Y bueno, como te decía, no se si fue mi estilo, mi forma de tocar, o alguna cosa en particular, que hizo que aparte me dijeran que me iban a volver a llamar, y así fue por suerte. De todas maneras, también te aclaro que todas las veces que fui la propuesta era solo para tocar algunas cosas que ya tenían preparadas, pero no me decían si era para tal o cual disco, eso quedaba, como me hizo saber Ron, a la pura y exclusiva decisión de Bruce.  



-Y las otras participaciones cómo fueron. ¿Dónde fueron las sesiones de grabación que terminaron en Western Stars? ¿Quiénes estaban, estaba Bruce presente, tuviste trato con él? ¿Cómo fue esa experiencia?

LV: La siguiente vez, me hablaron solamente a mí, y bueno así es como sucedió lo de Western Stars, después de ese llamado volví a ir al rancho de Bruce como unas tres veces, y la segunda y tercera vez sí estuvo Bruce presente!!!. Todo esto sucedió en su rancho de Nueva Jersey en Colts Neck, donde tiene un lugar con un estilo precioso, está hecho todo de madera, de un lado tiene autos clásicos y del otro puras motocicletas clásicas, y en la nave del medio todo el estudio, con la consola, cincuenta guitarras, bajos, todos los instrumentos y micrófonos que te puedas imaginar. Estaban presentes sus ingenieros de grabación, su productor Ron Aniello y Bruce, que siempre y en todo momento fue muy amable, muy sencillo, muy fácil de tratar, y fue una interacción bien bonita, porque él venía con ideas musicales en la cabeza y te las canta, y sobre todo sentí que lo que más le gustó es que yo tomara esas ideas al vuelo en mi violín, y las desarrollara. Recuerdo que tenían una partitura sencilla para los textos de los temas que grabé, y grabé esas líneas tal como estaban escritas. Después Bruce vino y me dijo “Bueno, ahora haz unas tomas haciendo lo que tú quieras, toma toda la libertad de hacerlo”, y si no me equivoco, creo estar seguro de ello, es que de una de esas partes realizadas con la libertad tal como me pidió Bruce, es la que quedó ahí en Stones, en ese solo del final. Bruce, puede decirse como decimos nosotros en México, es un verdadero tipazo!!!.  


- ¿Conocías la obra de Bruce Springsteen cuando te convocaron?

LV: Con toda sinceridad y aunque me dé un poco de pena admitirlo, realmente no la conocía en su integridad y profundidad. Yo crecí mucho en México, mi ámbito hasta los veinte años fue el de la música clásica y un poco el de la Trova, tengo una fuerte influencia de la Trova. No obstante, por supuesto tenía presente su nombre, que es un ícono para la música, pero no podría decir que estaba familiarizado con su obra antes de interactuar con él en Western Stars.



-Participaste en dos canciones «Drive Fast (The Stuntman)» escuchar aquí y «Stones» escuchar aquí. ¿Qué te parecieron esas canciones, el estilo y la propuesta?    ¿Western Stars lo escuchaste todo?, ¿qué te pareció, como ves los arreglos que tiene?

LV: Bueno a mí el disco en general me gusta mucho, me parece muy bien logrado, y entre las dos canciones que yo grabé, me quedo definitivamente con Stones, porque es una canción completa, no puede estar de mejor forma. El violín ahí como protagonista en el final, toda esa energía que se va construyendo allí a medida que aparece, cómo se va acumulando en la canción. En esa parte de violín, ahí me regaló Bruce -y también Ron- un momento único que se los agradezco infinitamente. El estilo del disco me gusta mucho, sabía yo por Ron que, yo lo estuve llamando, después de un año y medio de la grabación, yo le decía qué pasa que no sale nada, qué va a suceder con las sesiones de grabación que tuvimos, ¿se va a convertir en un álbum o no?, ante eso Ron no me podía decir nada y no me dijo nada, pero sabía yo que él me había dicho algo así como “mira, es que Bruce si es que hace algo con la música, si hace un álbum, tiene que estar totalmente seguro de que el álbum cuenta una historia, de que todas las canciones tienen un mismo carácter, que es un todo coherente musicalmente”, y me parece que todo ese tiempo que se tomó estuvo muy bien tomado, creo que el álbum funciona como un todo compacto, creo que las historias y los personajes que aparecen tienen coherencia en el texto y en la música, realmente me gusta mucho como quedó el disco. Y sin dudas Stones es mi favorita.



-Te parece que por alguna razón especial te eligieron para esas canciones, justo son dos canciones que se destacan del resto, por aperturas musicales que rompen un poco ciertos registros clásicos en Bruce.

LV: Mira no sé si fue una coincidencia a o no, pero sí sé que Ron Aniello, que fue el productor del disco, él me escuchó en aquella grabación que te conté con los otros músicos mexicanos, y, como te contaba, él me dijo que me iban a llamar por privado para trabajar más adelante como ya te comenté. Y no se bien qué vieron en mí, por ahí mi forma de tocar, que eso de alguna manera les cerraba para los proyectos de algunas de las canciones, que era apropiado para las dos canciones en las que participé. Yo en ambas, esto pasó hace ya más de dos años, no recuerdo exactamente todo lo que pasó en las sesiones de grabación, pero si recuerdo que hicimos las tomas de leer el material, recuerdo que lo que estaba escrito era bastante sencillo en cuanto a cómo estaba anotado, y recuerdo que hice varias tomas dándole un toque más libre, de improvisación sobre las líneas que ya estaba ahí marcadas. Asi es que quizás sea esa contribución, y que la misma haya transmitido un poco de mi escuela clásica, de mi fusión en otros estilos en Nueva York, de mi cultura mexicana. Por eso me da un enorme gusto y placer que pueda percibirse, sentirse, que todas esas influencias hayan podido transmitir de alguna forma otro color y un toque distinto a las canciones de Bruce en las que participé. 



-Escribí una nota sobre Stones hace unos días, donde aludía a cierta apertura musical que tiene la canción justo cuando comienza tu intervención (Stones, la canción que pide un bandoneón). Tuve la inmediata sensación de que tu violín y tu estilo le dan un vuelo inédito a la música de Bruce. ¿Te pidieron algo en particular o vos propusiste esa intervención y la fueron puliendo luego?

LV: Si, esto como te mencionaba, al principio había una línea como bastante básica, este porque Bruce un poquito lo que hace es cantar, él dice algo así como “yo estoy pensando esto y esto” y te lo canta, y en algunas de las interacciones primeras que tuvimos siento que esa fue una dinámica que a él le gusto, que yo pudiera agarrar con mi violín las frases que él pudiera estar cantando, y él decía “sí es esto lo que estaba buscando!, eso es lo que quiero!”, pero siempre con mucha libertad. Y para algunas otras sesiones, llegué y Ron tenía algo escrito y si, se hicieron tomas tocando exactamente lo que estaba en la parte, pero para cada sección y para cada parte también hice varias tomas donde me decían “no, ahora con esa misma idea abrite y toca lo tuyo con libertad”, esto me lo dijo Bruce varias veces. Y estoy muy seguro de que lo que quedó en Stones por ejemplo, en la parte final, fue mi toma personal en la melodía que estaba escrita. 



-En esa misma nota aludía a cierta apertura musical que se abre con tu violín con el tango argentino, hay algo que hace sentir un ritmo que hace acordar al tango y algo que llama a un bandoneón para dialogar con tu violín, como el de Piazzola. ¿Como ves eso? ¿Sabes de Piazzola y el Tango?

LV: Jajaja, esto no lo vas a creer, pero Piazzola es uno de mis músicos, de mis compositores favoritos, y junto con la Trova fue una de las primeras influencias de otra música que tuve, que no fuera de la música clásica con la que me formé. Una de las primeras obras que yo conocí de Piazzola fue estudiando todavía la licenciatura en México, toqué toda la Suite de la Historia del Tango que está toda escrita para flauta y guitarra, pero yo la toqué en violín y guitarra, y después de conocerla me quedé muy prendido de Piazzola y del tango en general, y desde entonces es un estilo que disfruto mucho y él se me hace un tremendo innovador como músico y como compositor, del que respeto mucho y disfruto mucho de su música. Así que Piazzola definitivamente tiene una influencia muy fuerte en mí, y no fue para nada consciente cuando toqué mi violín para Stones que yo me dijera “bueno ahora voy a poner algo de mis influencias de Piazzola o un toque de tango”, pero sí es algo que yo llevo, algo que yo ya conocía de mis trece años, y que lo vivo como música muy pasional que me influye mucho y con lo que me siento muy identificado, entonces sí, si algo de eso se traduce o se percibe en mi interpretación de Stones es algo que me da mucha alegría, qué bueno que eso suceda!!!.



-En tu reciente álbum Somos con Villalobos Brothers pueden percibirse muchos sonidos y ritmos, muchos típicos de tu México, pero también puede escucharse jazz y también puede percibirse algo de tango y de folclore de Argentina al estilo que del que hace León Gieco, hasta candombes uruguayos que hacen acordar a Jaime Ross ¿esto puede ser así? ¿Cuáles son sus influencias musicales? 

LV: Sí, estoy seguro que todo eso que estás escuchando está retratado en nuestro álbum de «Somos», y parte de la razón es que somos tres hermanos muy creativos, los tres tenemos el mismo tronco común, la misma raíz de tener el mismo maestro desde los cuatro a los veinte años y nos graduamos en la misma Universidad con el mismo maestro, pero después de eso cada uno salió a distintas partes del mundo, yo soy el menor de tres hermanos, el mayor Ernesto se fue a hacer su maestría aquí en Nueva York, en Manhattan School Music, el del medio se fue para Bélgica y estudió  en el conservatorio de Bruselas  y yo salí para Alemania e hice mi maestría en violín en Friburgo con Nicolás Chumachenco, que por cierto él vivió muchos años en Argentina, él fue un alumno de Jascha Heifetz que fue uno de los mejores violinistas de la historia, y yo sabía que quería estudiar con él y tuve la fortuna de ser parte de su estudio. Pero más que nada los tres hermanos compartimos la creatividad, y creo que nunca hubiésemos estado satisfechos con ser solamente intérpretes, queríamos encontrar nuestra voz y no nos gustan las etiquetas, que hacemos este género de música o tal otro, sino es un poquito como Galeano  decía, cuando a él le preguntaron, “maestro usted ha escrito poesía, ensayo, cuento, novela, qué tipo de escritura hace”, y él contestó en ese momento de la entrevista que, “bueno, yo escribo, soy escritor”. Y yo comparto esa visión, creo que se hacen compartimientos de etiquetas de la música y tiene mucho que ver con cómo venderla, cómo encajonarla, y nosotros somos músicos, somos creadores simplemente y nos gusta viajar, conocer, absorber culturas, absorber experiencias y después reflejarlas en la música, y siento que es un viaje interminable, y como los tres componemos, y los tres hemos tenido experiencias muy diversas, entonces sí claro, las composiciones de los tres en el producto que es el álbum de «Somos» encuentras influencias muy diversas. A pesar de eso siento que lo que le da coherencia a nuestro sonido es que siempre somos los tres hermanos, los tres violines, las tres voces y diversidad viene de nuestras vivencias personales.



-También puede percibirse en «Somos» toda una crítica al Poder posicionados desde un igualitarismo, desde los excluidos, de los que padecen la injusticia. ¿Cómo nace esa apertura o posicionamiento en ustedes?

LV: Si así es, este mensaje es muy importante para nosotros, creemos firmemente que el artista es eso precisamente, un artista, no es como se dice acá en Estados Unidos un «entertainment», creemos que tendría que haber una diferenciación más clara en nuestra sociedad entre el entretenimiento y el arte, porque para mí y para mis hermanos el arte implica una responsabilidad social e implica el amor al prójimo y al entorno, y la preocupación auténtica porque lo que tu estés creando se relacione directamente con el bienestar común, entonces el entretenimiento que no esté dirigido a esa misión más alta se nos presenta demasiado seguido como arte, todo el mundo en Latinoamérica es un artista, la gente que sale en televisión así como los verdaderos artistas, y no se da esta diferenciación que para nosotros es muy importante. Y nosotros lo último que estamos persiguiendo es la fama o el dinero, estamos en esto porque es lo que amamos hacer y porque la música que escribimos nos parece importante y nos recompensa humanamente, al final del día nos sentimos satisfechos con lo que estamos haciendo. Entonces sí, muchas de las canciones nacen de una urgencia de comunicar algo que hemos visto, algo que hemos vivido, algo que nos parece que necesita la atención del público, y por supuesto también tenemos temas más ligeros que apuntan a otros costados del ser humano. Creo que en la medida que sigamos creciendo como grupo esta tendencia a tocar temas de la dura realidad va a ser acentuada.



-A propósito, no puedo dejarte de preguntar por una de esas canciones Hombres de Arcilla, muy impactante y emocionante, que habla desde el dolor de los desaparecidos. ¿Esa canción está relacionada con la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa?

LV: Pues si Juan, la composición Hombres de Arcilla está dedicada a los cuarenta y tres muchachos, a los cuarenta y tres estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa en Guerrero. La composición original es de mi hermano del medio, Alberto. La canción toca temas del Estado, la corrupción, la impunidad, y está dedicada a esos muchachos. 
-sobre el caso puede consultarse el Informe Amnesty.



-Teniendo presente que Bruce es un artista con sensibilidad social que suele juntarse con artistas afines a ese posicionamiento -como Tom Morello por ejemplo-, ¿crees que pudo tener en cuenta esto para tu elección para participar en Western Stars?

LV: Uh, me gustaría realmente responderte que sí, mucho me gustaría decir eso Juan Martín. Desafortunadamente no creo que Bruce, al menos conscientemente, haya sabido al menos de mis valores como persona, como artista, de mi sensibilidad social. Pero quizás las energías similares y las conciencias similares tienen una forma más allá de lo consciente, y por alguno de esos misterios de la vida esos parecidos o sentimiento común se terminan juntando, como me pasó con Bruce, al menos me gustaría pensar eso, y quiero pensar que esto es así. 



-En esa línea, Bruce cuando estuvo en Argentina versionó «Sólo le pido a Dios» de León Gieco, en Chile «Manifiesto» de Víctor Jara, y en Brasil «Sociedad Alternativa» de Raúl Seixas. ¿Lo ves a Bruce Springsteen como un artista en ese nivel de compromiso social, asimilable a nuestros artistas latinoamericanos en lo que es la llamada música de protesta social? ¿Algún músico de México que pueda compararse también?

LV: Si por supuesto, lo veo el trabajo de Bruce, toda su trayectoria, sus valores como persona y su clara identificación con la clase obrera de Estados Unidos, comparable por su supuesto con todos esos artistas que mencionaste en tu pregunta, con Gieco, con Jara, con Seixas. En México, tristemente no encuentro una voz que podamos parangonar con la de Bruce, al menos en esa escala, una voz como la de Bruce hace mucha falta en México, es una voz que nos hace mucha falta. México ha sido la cuna del espectáculo, pero hace falta que también sea la cuna del arte y que vuelva a ser la cuna de una revolución espiritual y artística. Y eso es un poco de lo que estamos intentando hacer con mis hermanos

- ¿Colaboraste con León Gieco? ¿Cómo fue eso?

LV: No exactamente, no fue una colaboración, sino que en el año 2006 León Gieco fue premiado junto con otros músicos latinoamericanos, se les entregó el Grammy Latino por su trayectoria, unos premios especiales que se entregan el día antes de la ceremonia televisada de los Grammy latinos. En el año 2006 se hizo una ceremonia más privada el día anterior en el último piso del Rockefeller Center aquí en Nueva York, en un espacio muy bonito que se llama Rainbow Room y ahí se le dio el premio a León por su trayectoria. En esa ocasión nosotros tuvimos la oportunidad de ser el grupo encargado de musicalizar esa velada completa, entonces lo que hicimos fue arreglar la música de todos los ganadores, hacíamos una tanda de las canciones más conocidas de los premiados antes que se les entregara el Grammy, y entre esas hicimos de León, yo hice los arreglos de Sólo le pido a Dios, la gran canción de León Gieco, a quien pudimos conocer y hablar con él en esa velada, fue todo un gusto hablar con él, nos dijo que le había gustado mucho lo que hicimos con la canción. 




- ¿Cómo es la vida de un músico mexicano en el mundo, como es su lucha, es difícil abrirse caminos?

LV: Creo que depende mucho del rol que tú quieras tomar como músico, como te decía a mí no me satisface a nivel personal y espiritual ser solamente un intérprete, no obstante que respeto a los grandes intérpretes de la música, pero a mí lo que me satisface es crear, encontrar la forma de contribuir con algo que no haya estado antes.

-¿Tal como hiciste en Stones no?, donde aportaste algo nunca visto en la música de Bruce, justo en la parte donde él te pidió que te manejes con libertad, maravilloso!!!

LV: Claro!, exactamente, fue justo la parte más creativa, menos impuesta, donde Bruce me pidió que ponga de lo mío con libertad, y eso fue lo que quedó. Se trata siempre de encontrar la voz de uno y de los menajes y causas que son importantes para uno. Mi admiración siempre ha estado en las personas, en los compositores que han creado música hace muchísimos años y que en el curso de la historia siguen siendo interpretados y recreados, entonces hay muchos niveles y formas de ejercer como músicos.

Volviendo a la otra parte de la pregunta, en cuanto a las dificultades para abrirse caminos, aquí en Nueva York cuando estás intentando abrir el camino con un género o propuesta que no entra con lo establecido, cuando no estás tocando covers, en la música tradicional ya conocida, insertarse es mucho más difícil, nos tomó muchos años y mucho sacrificio poder hacerlo y lo seguimos haciendo, es una misión que tenemos porque es en definitiva lo que amamos y eso supone soportar cualquier carga. Por eso espero que lo que estamos haciendo contribuya a romper clichés acerca de los mexicanos en el exterior, acerca de los que es y debe ser el arte y la música.



- ¿Fue positiva la experiencia de haber tocado con Bruce Springsteen en Western Stars? ¿Cual es tu balance?

LV: Claro fue una experiencia increíble, algo de lo que siempre me voy a acordar, fue todo muy grato y divertido, el ingeniero de Bruce, Ron Aniello y todo su equipo son personas maravillosas, Bruce fue una persona muy sencilla y muy amable y trabajar en su rancho, en un estudio de las características de las que te hablé, no es algo que te vaya a pasar todos los días, por eso me siento muy afortunado. Así que, después de dos años de esa colaboración que tuve con él, poder verlo reflejado en Western Stars es algo increíble para mí, en lo personal y en mi carrera.




-Por último ¿Planes futuros? ¿Te gustaría tocar con Bruce en vivo en un concierto?

LV: Por supuesto que me encantaría tocar con él en vivo, sería un gran honor. Me parece que por ahora no hay planes de gira con este álbum, pero poder estar en el radar de Bruce y de Ron para poder grabar más con ellos, eso me encantaría. En cuanto a los planes futuros, nosotros como Villalobos Brothers acabamos de sacar nuestro disco «Somos», estamos de gira en noviembre y en 2020 por la costa oeste de Estados Unidos. Además, tenemos nuestros proyectos sinfónicos con la orquesta de San Francisco con nuestras composiciones originales para ser tocadas por orquestas sinfónicas y este es un formato que queremos llevar a todo el mundo.

-Muchas gracias Luis por todo tu tiempo y dedicación para esto, en nombre mío y de toda la comunidad latinoamericana de Bruce Springsteen, millones de gracias!!! 
LV: Muchas gracias a ti Juan Marín, mando un gran saludo para todos los argentinos y seguidores de Bruce en toda Latinoamérica!!! 

Para escuchar las canciones y artistas mencionados en la entrevista preparamos este PLAY LIST

Para saber más y seguir a Villalobos Brothers https://www.villalobosbrothers.com/

                                    

jueves, 25 de julio de 2019

Stones, la canción que pide un bandoneón -No apto para exégetas-


       Por Juan Martín Nogueira

     Desde la primera vez que la escuché, Stones me pareció la mejor canción de Western Stars, el último disco de Bruce Springsteen.
    Tiene unos arreglos fantásticos y una melodía hermosa, que no necesita muchos esfuerzos para cantarla, sino susurrar el sentimiento tal como sucede en Streets of Philadelphia, Blood Brothers o Secret Garden. Hay mucho de Bruce allí,  de su esencia, de sus viejas canciones sentimentales.
    Esas mentiras que pesan como piedras en Stones también pueden sentirse en el amante herido en I Wish I Were Blind, o aquel que propone un último baile a la amante que no se resigna a no poder volver al pasado en Hearts of Stone, o aquel que se muere por volver a los brazos de su amada en Back In Your Arms.
   En todas esas hay un desgarro inmenso en el corazón, se siente en la voz de Bruce y en la melodía que explota por momentos en un pop rock intenso.
    Pero en Stones hay algo más, algo que busca otros horizontes.  Se percibe una búsqueda que necesita otras respuestas. Las venas se rompen y sucede algo inesperado, al menos para mí.
    Minuto 3:48 se abre un momento de violín a cargo del versátil músico mexicano Luis Villalobos, que se mantendrá con distintos matices e intensidades hasta el final.
     Esto me hace sentir que esa canción concilia misteriosamente con el sentimiento rioplatense. Esos cambios de ritmo y vuelos musicales que se logran con el violín de Villalobos se unen claramente con el tango, ese que sobrevuela laberintos en las calles de Buenos Aires, ese que abre el espacio en el arrabal.
    Después de varias escuchas y quedándome tarareando su melodía y sobre todo cuando aparece el violín aludido, ahí me di cuenta que esta canción se abre de la misma manera que esos tangos, quedando el espacio para un bandoneón que quedaría bárbaro, para darle más intensidad y texturas a ese final, para generar ese diálogo entre los instrumentos que represente la dialéctica que propone la canción,  entre el amor y la mentira.
     Le sumaría a ese violín de Villalobos el bandoneón de Piazzola y esa canción sería perfecta.
     
Podes escuchar Stones aquí:
   YouTube  https://youtu.be/0u2WuD_321E
    Spotify
 https://open.spotify.com/track/4RJjxFnUWa1ZWxUiqZ3ZJN?si=Czkd5s-wQOiKm7TLrsK35Q

jueves, 20 de junio de 2019

WESTERN STARS -reseña-

                                                                                                            
 Por María Jesús Ávila                               
WESTERN STARS 🔸🔸

      Ha sido un largo camino desde Born to Run y los personajes de Springsteen siguen siendo vagos pero ya no buscando la aventura y la salvación sino que han devenido en hombres perdidos y derrotados con poca esperanza en la redención. Western Stars está plagado de estos personajes: autoestopistas, ex-cantantes, stuntmen, operadores de grúa en el Oeste estadounidense como el perfecto escenario. 

      El álbum toca un tema recurrente: el mundo emocional de los hombres y cómo sus decisiones los han llevado a pagar las consecuencias. Estos son personajes atribulados, trabajando pesadamente para olvidar (Tucson Train) e incapaces de dormir por las noches por el pasado que les persigue (The Wayfarer). Buscan la conexión humana a pesar de vivir en un exilio social que no se sabe si es impuesto, sugiriendo que quizás prefieren la libertad que trae la soledad (Hitch Hikin’).

     Para Springsteen, en cuya obra no aparecen personajes femeninos con voz propia y en primera persona sino que son vistos desde la mirada masculina, las mujeres son uno de los epicentros a donde los hombres intentan regresar tras el agravio, viven con la nostalgia de reencontrarse con ellas en la estación de tren o cruzando la frontera en Baja California, en límites no solo geográficos sino emocionales y existenciales (Drive Fast, The Stuntman).



     Los atisbos de esperanza los ponen piezas como Sleepy Joe’s Café y el ya convertido en  himno Hello Sunshine sobre superar la depresión a bordo de un El Camino como metáfora y símbolo de seguir adelante. Perseguir caballos salvajes, el desierto, los amaneceres y puestas de sol fungen también como símbolos y hacen de este un álbum cohesivo temática y musicalmente. 

    Con reminiscencias a sus álbumes previos pero con un nuevo sonido entre el pop orquestal y el country, el de Nueva Jersey, que este año cumple 70, se atreve y se reinventa a partir de las influencias musicales y cinematográficas de su juventud, haciendo suyo este legado y entregándolo a las actuales generaciones en lo que ojalá se convierta en una nueva era Springsteen.

*[Agradecemos a María Jesús Ávila y al Fan Page de Bruce Springsteen en México CRUZANDO LA FRONTERA, que muy generosamente compartieron esta reseña con nosotros. Pueden seguirlos por Instagram  https://www.instagram.com/p/By2zitBFE7q/?igshid=5bv5m03axztk]